martes, 1 de julio de 2008



Cumplir 30 años.

Vivimos en una ciudad que nació el 1 de julio de 1978. Eso significa que en estos días estamos de festejo y aunque el clima no es de gran algarabía, cuando se festeja intentamos poner en escena las mejores cosas. Uno de los efectos que provocan estos acontecimientos, es el de remover a nuestra memoria. En este aniversario se me vinieron a la mente una catarata de recuerdos.
Estoy convencida de que a través de las expresiones artísticas se expresan los pueblos y nosotros no somos la excepción.

Allá por los años de nuestro nacimiento, había una banda de música, hasta con una tuba blanca, casi más grande que su corpulento ejecutante, que tocaba por las calles, lo más parecido a las marchas militares.

Sí, en Pinamar, hace menos de 30 años.

Hacia 1983, en Bunge y Shaw, atrás de lo que ahora es un enorme hotel de ladrillos, asomaban medio destruidas unas salas donde nació un proyecto. Con los instrumentos que teníamos a mano y la guía de “un loco lindo” surgiría: una agrupación de vientos, un grupo coral y un grupo de teatro. Un grupo que pondría todos los recursos (sobre todo humanos) para resoplar desesperadas expresiones de libertad.

Y así la agrupación fue creciendo y ejecutaba a Piazzola, y ponía en escena poemas de Lorca y cantaba:... yo vengo a ofrecer mi corazón...
Sí, en Pinamar, hace menos de 20 años.

Luego transitamos diferentes épocas y aparecieron intentos desesperados por reencontrarnos.
Maravillosos domingos, único día libre, para construir en esas viejas aulas un espacio.
Pintamos techos, pisos, tapizamos sillas, las teñimos (el otro día vi que algunas todavía están) pusimos luces, vidrios, cortinas, escenario. Hicimos un lugar. El esfuerzo físico construía un espacio de unión. Un espacio donde sentirnos integrados.

Y esos éramos nosotros, los mismos pinamarenses que llegamos un día, como casi todos y pensamos en las posibilidades que ofrecía este lugar tan joven.
Y siguieron los ensayos, la puesta en escena de conjunto, la danza, el teatro y el coro, los vientos y los cuadros... y habíamos asomado. Ya nos habíamos reencontrado.

Sí, en Pinamar, hace menos de 10 años.
Hoy tenemos otra escena. Ya tenemos nuestro lugar, un bellísimo teatro, pequeño pero nuestro, donde ahora los coros, los grupos de danza, los grupos de teatro, muchos artistas plásticos, grupos de rock, los que tocan diferentes instrumentos, nos acercan su arte. Pero no nos alcanza el lugar y nuestro sueño. Sería maravilloso que podamos reunirnos. Reunir los nuevos sueños. En verdad creo que estamos un poco fragmentados y que nos cuesta integrarnos. Pero me gratifica saber que, a través de muchas de estas expresiones artísticas, estamos vivos y cumplimos años.
Hemos recorrido un interesante camino y tenemos todo por delante.

Sí, estoy segura, viendo a los que hoy tienen alrededor de 30, que tenemos quien exprese los sentimientos de nuestra ciudad. Estoy segura que en nuestra ciudad hay muchos intentos por aunar los deseos que surgen de la energía del crecimiento que es, en definitiva, lo que nos mantiene vivos.

Es lo que nos permite cantar, con cierta nostalgia, por lo que iniciamos atrás y cantar, con simultánea alegría, por lo que sobrevendrá.

Feliz cumple Pinamar!

Claudia Solino.
Concejal del MUPP

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